lunes, 28 de diciembre de 2009

CRONICA DE UN DUELO DE PICK UPs, QUE DESENCADENO EN LLUVIA DE BOTELLAS, BANCOS, Y SAQUEO. PARA QUE NO SE REPITA EN BARRANQUILLA

POR: RAFAEL CASTILLO PACHECO
Un hombre que caminaba sobre el parque de la calle 19 en Simón Bolívar, se sorprendió, a pesar de estar acostumbrado a que en esa inmensa avenida suceda cualquier cosa, que sobre la 1 y 30 de la madrugada, unos jóvenes improvisaran una venta de CDS y DVDS a bajos precios, que sacaban de una enorme caja decorada con tonos azules regiamente organizada. Alguien de 20 años se acercó solicitando el disco de Tego Calderón, Winsi y Yandel: “Ella Se Entregó Bailando”, pero los mercaderes de ocasión ya lo habían vendido.

Faltando pocos pasos para llegar a la cancha Leonardo Orozco del sector, las sorpresas le seguían quitando el sueño, al observar que varias personas sujetaban entre la cabeza y el hombro izquierdo unas enormes columnas, mientras trotaban en sentidos diferentes, buscando vanamente evadirse sin ser visto. Con resuelta certeza, el hombre ligó el episodio de los discos al de los bafles, definiéndolos como piezas de un mismo botín coronado recientemente .

Ya había visto tendido en el suelo, parte del cercado de zinc desplegado sobre el campo de futbol, que transformaba al lugar en una caseta de baile, derribado por un sector de los asistentes, después de someterse a un apretado forcejeo por ganar la salida por la puerta principal, donde caían a la arena decenas de personas, pisoteada por zapatillas marca NIKE, ADIDAS y PUMA entre imitaciones y originales.

Ciertos elementos de la fiesta se convirtieron en ofensivos proyectiles. Así, se habían retirado las posaderas de los bancos, para lanzarlos por los aires semicircularmente a cierto blanco determinado. Las botellas sin líquidos, chocaban unas con otras en el cielo al salir disparadas de los cuatro rincones del improvisado salón

Tártara, un clásico de la salsa muy oído por estos días, interpretado por Joe Cuba, había estado sonando antes de la batalla campal. Descalificadoramente en seguidillas un DJ repetía el estribillo “porque para mi no eres más que una tártara…tártara eres tu, eres tartara…” cuando abría su set de una hora del flamante pick up El Scorpion que defendía los colores de Barranquilla en un publicitado duelo con el Rey de Rocha de Cartagena. Un animador Cartagenero, que sabe lo que pesa la música Champeta en este tipo de choques, apeló a la paternidad de la fecundísima producción de su tierra en el género, replicando que el repertorio de su contrincante solamente tenía de original un órgano que hacía sonar acompasadamente un integrante del equipo del Scorpión. Los ánimos se terminaron de calentar, cuando el agitador del Rey de Rocha proclamó que el color verde que distingue a su rival, no tenía nada que ver con el Junior de Barranquilla.

Las palabras que en escenarios más tranquilos, hubieran servido para inspirar un verso gracioso de un trovador, toco las fibras de unos fanáticos que siguen a un mamut hecho de chips, cables, luces, accesorios, 25 bafles, con 16 bajos 8 medios line array y maquinas LABB GRUPPEN. La ofensa del honor Scorpionano los conducían a las vías de hechos porque no en balde se había tatuado la inscripción “Junior tu Papá”, en el vidrio de la cabina central del pick up.

El “Mosca” un “irregulador” de tránsito de Barranquillita había estado contando la historia de los hechos como un cinematográfico relato de asalto: Unas “pintas” descendieron de un “mionca”, con sendos “chopos” en las manos penetraron al lugar del baile, tomaron todos los componentes del Rey de Rochas, lo subieron al vehículo y se marcharon con el mamotétrico trofeo. Marcos Pérez Caicedo decía que en Barranquilla se robaban hasta un hueco, pero el “Mosca” ni nadie en la ciudad conocía antecedentes de hurto de un pick up. Se robaron “medio” pick up, cuentan los residentes y que el camión había llegado al terminar la mañana del siguiente día pero con su propietario dispuesto a recomprar las partes que le habían sustraído a su equipo de sonido.

Los habitantes de Simón son alegres, pero no huaches, por eso rechazan ese tipo de espectáculo que la autoridad local no ha podido impedir. Los voceros del Consejo Comunal, dirigen el descontento con cartas y visitas a la Secretaría del Interior sin recibir respuestas concretas. La cancha Leonardo Orozco, reúne a miles de personas de todas las edades en una competencia sana, que privilegia la hermandad deportiva todos los fines de semana, por eso no se debe desnaturalizar con ese tipo de espectáculo amparado con permisos falsos. El Comité de Futbol debe contribuir no facilitando el campo para eventos de ese tipo.
rafaelcastillopacheco@hotmail.com

lunes, 7 de diciembre de 2009

EL RELCAMO DE UNA MUJER CONTAGIADA CON SIDA DE SUS MEDICAMENTOS A UNA EPS PUDO OCASIONAR UNA TRAGEDIA

Casi que en tono eufórico se escucharon unas declaraciones del epidemiólogo Álvaro Villanueva en la mañana en que se celebraba el día mundial de la Lucha contra el sida, signo de verdadera esperanza para los cientos de miles de colombianos contagiados con el mortal virus. El científico proclamaba que las posibilidades de vida crecían para esa población, que cada vez existían menos razones para desahuciarlos, dando cuenta de los grandes avances en el campo científico de una nutrida gama de fármacos ensayados exitosamente en el planeta contra ese mal.

Dos horas más tardes, una mujer de tez blanca concurría una vez más a la sala de espera de una renombrada EPS, a lo mejor estimulada por las palabras del científico, para tramitar la entrega de sus medicamentos. La señora, completaba su segundo día de la Semana en ese aburrido proceso, y 24 horas antes había hecho severas advertencia al personal de la entidad, impulsada por el agotamiento de su paciencia, que regresaría con una jeringuilla con muestras de su sangre dispuesta a inyectar con el elemento hasta provocar el contagio de los funcionarios malquerientes, sino le entregaban sus medicamentos.

Ese día se había enfrentado a uno de los vigilantes que trataban de contenerla, pero los minutos corrían aumentándole su cota de desespero, cuando intempestivamente sacó un golpe de matillo produciéndole una herida en el parpado izquierdo, dicen que pudo ser con un carterazo. La EPS poco diligente, no buscó la salida al problema, haciendo lo necesario para darle a la mano sus medicamentos, sino que organizó una guardia especial para el siguiente día, imponiendo restricciones de acceso a las personas, para evitar el ingreso de la paciente de SIDA a sus instalaciones. Cuando la valiente hembra se asomó, dos vigilantes tomaron el control de la puerta pretendiendo cerrarla y evitar que se colara la “cantaletosa”, según la bautizaron. Ella, que pudieron creerla vencida por los azotes de su enfermedad, se impuso en un forcejeo contra los dos falsos “Sansones”, con las fortalezas que dan sus tremendas ganas de vivir.

Cuando irrumpe en la sala, mostraba que de su rostro se había apoderado la angustia. Ese día llegaba dispuesta a subir el umbral de su reclamación y sin pensarlo dos veces escaló al segundo piso donde le confirmarían lo que presumía: Sus drogas no se habían conseguido. Comenzaba entonces, una verdadera batalla, que hubiera podido terminar en una tragedia inimaginable. De forma vehemente la dama lanzaba acusaciones fuertes contra los funcionarios displicentes y justificaba el sentido de su pregonar con la sentencia que solo Dios puede poner límites a su paso por la tierra. De las palabras pasó a la acción física, cuando los vigilantes trataron de enfrentarla ante la fogosidad de su verbo centelleante. Utilizando como arma su cartera blanca de cuero, adornada con un broche grande en forma de nudo, que movía circularmente, comenzó a golpear la humanidad de los vigilantes. Cada paso hacía delante de los miembros de seguridad, lo hacía merecedor de un golpe contundente con su improvisado pero efectivo instrumento de defensa. Cuando se repetía por varias veces la acción violenta, un vigilante desenfundó su arma enseñándosela a la atacante, lo que despertó la ira y solidaridad de los asistentes. Una señora, entrenada en las lides del reclamo, que completaba varias horas esperando turno, empujó al hombre de seguridad, advirtiéndole lo que lo podía pasar, si se atreviera disparar.

Los funcionarios llamaron a la Policía, y esta acudió dispuesta a retirar a la “agresora”. Un hombre de 45 años aproximadamente cuestionó el procedimiento policial, porque estaban actuando con una información parcial dada por la EPS, caracterizando a la descompuesta mujer como una lumpen destapada, con una locura irreversible. Las voces de otras mujeres se hicieron sentir para que la patrulla que atendía el caso, no pudiese cumplir con su cometido de arrestar a la dama que defendía el sagrado derecho a su existencia. Ni la mujer involucrada, ni ningunos de los asistentes pudieron creer la versión, que no haya en Colombia, ni en el mercado internacional un proveedor que pueda darle a esta EPS la seguridad de cumplir puntualmente con la entrega de sus medicamentos.

¿Será esa la nueva dinámica que se impondrá en el contexto de esta entidades, de volver de `policía los casos de reclamación que presentan sus afiliados por la insensatez de cumplir con lo que le corresponde? ¿Sabrán las autoridades de salud, como terminó el caso de la señora en mención, que se marchó a su casa sin los medicamentos, y que estuvo punto de morir no por la acción de la enfermedad, sino por la intolerancia de un vigilante? ¿Será que el avenimiento de esos nuevos tiempos para los contagiados con el virus en la ciudad sugerido por el Dr. Villanueva se sigue vergonzosamente aplazando por la actitud temeraria y mercantilista de estos intermediarios de salud?