domingo, 13 de septiembre de 2009

ALCALDE Y GOBERNADOR: DESACUERDOS EN EL PLAN DESARME, UNIDOS PARA ENFRENTAR EL DELITO.


POR: RAFAEL CASTILLO PACHECO
No es bueno que se tome como un simple desacuerdo, fruto de la escasa cohabitación que hay entre los administraciones de Barranquilla y el Atlántico las posiciones que defienden sus mandatarios frente al tema del desarme. Debería verse mas como el inicio de un debate sano, necesario que puede ir alcanzando cierta madures académica y volverse un tema de agenda de toda la sociedad civil, creando la conciencia de la pacificidad. Que discrepen, no debería ser la preocupación, y solo lo fuera, si desde esas dos aristas para plantear el problema de las muertes violentas y del crimen en general, no pudieran salir políticas comunes y planes de acción conjunto que es lo que si esperan todos los Atlanticenses El tema del porte o no de las armas es un elemento crucial en el análisis de los homicidios, pero no son su única causal, ni constituyen el eje nodal del problema.

La posición del Alcalde Char sustentada en la inconveniencia de desarmar a los ciudadanos de bien para dejarlo a merced de los bandidos, no se desea entender como una aproximación a masificar el uso de las armas, punto en el que El mandatario debería ser más enfático. Su intención por ahora, no es la de desarmar a los buenos ciudadanos, porque él al igual que los portantes, podrían tener dudas de la capacidad coexistente el Estado para garantizarles la seguridad. En el libro “, More Guns Less Crime” (Mas Armas Menos Crimen) del Norteamericano John Lott muchos creen hallar toda la argumentación con la correspondiente evidencia científico-estadística, según el autor, la justifiaciónr como la fuerza disuasora del delito y del crimen a la portación de las armas. Tomando el caso de los Estados ( de la Unión Americana) en donde se cambió o se fijo la medida del porte legal de armas, Lott muestra que la caída en las tasas del delito eran más marcadas en esos lugares. Para este autor los criminales actúan con racionalidad como para no tener miedo ante la posibilidad de ser repelidos por Civiles Armados, cosa poco creíble.

El Gobernador con oportuna audacia, defiende su política con el valido argumento que las armas dañan la confianza, niegan la tolerancia y frustran la posibilidad de resolver pacíficamente los problemas. Juan Carr, Director de la Red Argentina Para el Desarme, manifestó: "Es un milagro que no haya una muerte a cada momento. La gente no sabe que si te defiendes en un asalto con un arma tenés 300 veces más chances de que el ladrón te mate. Los países que se arman, que siguen el camino del Far West, van al desastre." Las cifras revelan que el 50% de los homicidios dolosos (asesinatos) la víctima tenía relación familiar o social con su victimario.

Hay evidencias estadísticas sobre políticas de desarme por el lado de varios países . En Australia por ejemplo, una vez entró en aplicación la ley de desarme en 1996 , la tasa de homicidios con armas de fuego se redujo en un 50%. En Canadá el descenso fue del 30% y en Inglaterra las armas, solo participan con el 8% del total de los homicidios y tiene una tasa de 1.5 por cada 100 mil habitantes. Entre tanto, con la misma prohibición, Japón posee una tasa de 0,03 por cada 100 mil habitantes, la más baja del mundo. Según el Alcalde Moreno en Bogotá con plan y similar periodo, el año pasado generó una disminución del 25% de los homicidios.

El disenso entre mandatarios y ciudadanos, el respeto por la vida, el mejoramiento de las condiciones sociales son términos que deben estar presentes en el devenir de una Política de Seguridad Ciudadana para el área metropolitana (Como se hizo en Medellín previamente refrendada por los Concejos locales) con una activa participación de la Gobernación y del sector educativo, para entre todos construirla. Los ciudadanos no miran con estupor las diferencias entre los gobernantes, pero si están interesados que en lo fundamental se pongan de acuerdo en los cómos para bajar la criminalidad, en las maneras de enfrentar a los mercaderes de armas, en la creación de confianza entre las autoridades policiales y judiciales con compromisos de mejorar sus resultados y poniendo de por medio el respeto por la vida. El llamado al desarme encierra un buen propósito que los ciudadanos deben acompañar, que vuelve colectivo el derecho de defendernos, sin apelar a iniciativas personales.

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